sábado, 23 de junio de 2007

ANOREXIA MENTAL: UNA APUESTA ETICA AL ENIGMA DEL DESEO Autor: SANTESTEBAN OLGA

Hace ya más de un siglo se nombra como anorexia mental a un impasse del deseo que se manifiesta bajo la fórmula de “Me niego a desaparecer como deseo” ...por esto... “YO, como nada”.
EL CUERPO ES CIFRADO DE GOCE.
A partir del descubrimiento del inconsciente y de la formalización aportada por Jacques Lacan se produce una nueva localización en el campo del saber que ha enriquecido la anorexia mental con nuevas categorías que permiten situarla como un discurso donde se lee la captura del sujeto por el orden significante, ese sujeto porta en las cicatrices de su cuerpo la cifra de un goce cuyo verdadero enigma se coloca en la coalescencia de la realidad sexual y del lenguaje. Se ha producido en la práctica del psicoanalista la invención de recursos para tratar estos casos a partir de considerar la ubicación del deseo en relación a la función de la causa, a la pulsión como aparato de goce fundada en la estructura del objeto a, ubicado en las fronteras que funcionan a nivel de los bordes del cuerpo: seno y excremento para articular la demanda; voz y mirada para el deseo. Esto ha situado un nuevo sujeto cuyo punto crucial interroga para el analista la operación de ¿cómo alojar el goce en el saber?.
LA TOPOLOGIA DEL GOCE.
Con estos objetos Jacques Lacan diagramó la topología del goce para mostrarnos que es en estos objetos donde se refugia el goce y que en esa juntura del sujeto y el cuerpo nos muestra el cifrado de goce tal como lo lee un sujeto. Establecemos así las condiciones en que opera el goce y cómo se sitúa allí el deseo y su demanda. Establecer esto ha permitido un avance importante para situar el síntoma. Las consultas producidas por las familias de adolescentes –en gral. a partir de los 15 años- nos muestran que no podemos pensar que se trate de atiborrar la boca con alimento. He seguido casos por más de 20 años en analizantes que en su adolescencia habían producido este síntoma y a partir de una investigación que sitúa adolescentes desde los 15 años y en diferentes edades puedo ubicar que esto no es de ninguna manera un trastorno de la alimentación.
LA ADOLESCENCIA <> LA IMAGEN DEL CUERPO <> EL EROTISMO.
La adolescencia es un tiempo privilegiado que supone la emergencia de un nuevo universo simbólico que hace fechable ese instante revelador que confronta el universo de creencias a la dimensión del erotismo, del acto sexual, del amor y del deseo. Pero esencialmente la adolescencia es la puesta en cuestión de la imagen del cuerpo... de ese cuerpo sutil que el lenguaje constituye donde desde el acto inaugural desde el cual se engendra la subjetividad como tal, se define una posición sexual para cada sujeto. Es así que se presentan los síntomas cuando hay que responder a nivel de la hora del deseo. El cuerpo... sus misterios, sus enigmas, sus demandas, interrogan a los adolescentes para dar una respuesta a ese lugar reservado al objeto femenino, al don de amor y a la opacidad del goce.
LA LETRA <> EL SINTOMA.
Hemos descubierto que lo inaccesible, el aislamiento, la exigencia de las pruebas mas arbitrarias y aún la frialdad y la crueldad serán la expresión de la deriva de goce donde la letra puede hacer retroceder al síntoma. Desde esto un gran enigma nos sitúa frente a los medios de difusión que se han visto atiborrados por definiciones “nutricionistas” que promueven una modificación de la nominación hasta nombrarla solo “anorexia” para decir que es un rechazo irracional hacia la comida, que trae aparejada una tendencia a la desnutrición... ¿Complicidad... estafa... canallada... ignorancia de los aportes esenciales que un siglo produce?... todo eso y aún más... ¿Qué encontramos en estas consultas?.
LA PREGUNTA POR EL DESEO.
La demanda formulada por la familia coloca la situación en una apelación y en un llamado al orden familiar para introducir condiciones que no habían sido consideradas. La familia desesperada nos habla de alteración de los ritmos corporales, del desafío a las creencias que sustentan los ejes que ordenan la vida familiar, capricho, frialdad y hasta crueldad no cesan de surgir para imponer reglas que la familia no acepta o no sabe como darle un lugar. La autoridad del padre cuestionada comienza a confrontarse con la peligrosidad de un goce que parece no tener límites. ¿Qué nos presenta la demanda de la adolescente?. En principio, esto no es considerado un síntoma por ella... más aún se lo había ubicado como una estrategia exitosa para producir en ellos –al menos- la pregunta esencial de todo sujeto: “¿y tú, que deseas?”. Lo que la adolescente despliega es lo que en ella hace enigma: una apelación a la belleza, el impacto que provoca la irrisión del significante... hace un ofrecimiento y una apuesta a la dignidad de la palabra en la transferencia, denuncia un vacío y delata los secretos familiares... hace un llamado a un lugar de invocación de la mentira como fiador de la verdad dirigido al orden simbólico...
EL ODIO ENAMORAMIENTO.
Interroga el punto de inseminación de ese orden simbólico que preexiste al sujeto infantil y según el cual va a ser preciso estructurarse... orden simbólico que la coloca en esa prueba contundente que es el odio enamoramiento, donde se puede leer que es la ignorancia la que no se perdona para defender la causa que hace de lo viviente un sujeto deseante. Un sujeto deseante es un sujeto que ha pasado por los desfiladeros del significante... un sujeto que responde al juego del lenguaje, a la riqueza de la metáfora, a la sutileza de la metonimia ...es alguien a quien se lo acompañó hasta la operación de separación para que capte allí lo que adviene en la partición o como lo nombró J. Lacan –separtición- lo que lo hace fundamental y originariamente sujeto del significante con su rasgo singular y esto implica que se debe a la causa de su deseo.
LA DEUDA SIMBOLICA.
Le queda la deuda simbólica a pagar por lo que ha recibido como sujeto... deuda que implica que su vida esta jugada a la suerte de la transmisión de un deseo. A través de esto podrá captar que el cuerpo responde a la poética del inconsciente, allí, solo cuenta con su causa y sus fantasmas que la separan de la alienación y de una unión asfixiante que solo mantenía la servidumbre a un goce.
EL FANTASMA FUNDAMENTAL: EL VAMPIRISMO.
En relación a la demanda que nos formula se puede extraer un fantasma que se despliega como esencial hasta llegar a definirlo como el fantasma fundamental; esto es; que funciona en el fundamento del movimiento de la demanda y que podemos situar bajo la imagen de la función del vampirismo. Recordemos que la imagen fantasmática del vampiro es soñada por la imaginación humana como ese modo de “fusión o sustracción primera en la fuente misma de la vida donde el sujeto agresor puede encontrar la fuente de su goce”.
EL AMOR... EL GOCE... EL DESEO.
Esta indicación de Jacques Lacan se anuda a ese modo de fusión soñada que ha relacionado con la función del orgasmo como experiencia subjetiva y enigmática de la realidad sexual, donde enseñó a leer en ese fantasma la entrega absoluta a esa posición donde “el hacerse chupar” haciendo aparecer el vampiro realiza la culminación del amor. La anorexia mental nos interroga en este punto del amor por sus incorporaciones esenciales, esas que hacen a la transmisión de la función paterna y estructuran el deseo. Nos interroga también por la incorporación de la libido... recordemos que esta operación se realiza por vía de la pulsión oral, esto indica ese tiempo fechable entre la respiración, el grito, el silencio, el alimento y hacen al suelo fundamental de un sujeto que en la anorexia mental son puestos en cuestión en la adolescencia porque es el tiempo de una redefinición pulsional.
EL ORGASMO... LA PEQUEÑA MUERTE.
Tiempo esencial de la pregunta por el orgasmo y su satisfacción ...Jacques Lacan llamaba al orgasmo, “la pequeña muerte” y la situaba en el centro de la demanda de amor... demandamos amor... a ... morir... encontramos allí el a-muro... (una muy importante teorización de Jacques Lacan ha situado estos tiempos y la incidencia en la clínica cuando se trabaja con el objeto a... no es en este marco, en que se lo pueda desarrollar pero no se puede dejar de mencionarlo). Esta teorización define un tercer tiempo pulsional con la aparición del sujeto bajo el fantasma que le permite una relación al Otro en una frase que es siempre la misma, funcionando como un axioma que dice: “soy ese ser entregado al goce del Otro, para ofrecerle lo que quiere chupar”. Lo que descubrimos es que ese fantasma surge como el ofrecimiento de esa forma de fusión “para que me constituya –a mí- en la fuente misma de su vida”, lugar donde encontrará la fuente de su goce. Paradojas del goce, discordancias y acomodaciones entre el campo pulsional sexual donde el sujeto viene a alcanzar el lugar del objeto que la pulsión no alcanzaba y el campo del amor, campo narcisista donde existe reciprocidad del amor al ser amado... ese amor y su muro donde la satisfacción encarga su menú en este gran mito que se delata en la angustia bajo la forma de agotamiento de la fuente misma de la vida. Borde escabroso, donde el amor sirve de coartada a una pasión por constituírse en aquello que sostiene la vida del otro o la fuente misma de la vida. Llegamos aquí al punto más crucial cuando descubrimos una atracción que se expresa en un movimiento casi alucinado de estar deseosa en el centro mismo de aquello que la hace padecer y que aborrece... ¿Es una víctima entregada sensualmente al goce de su vampiro?. O ¿es ella misma la que juega en esa lujuria alienante la extracción misma de cualquier fuente de deseo en el Otro?. Constato que el momento límite en la anorexia mental de inexistencia de cualquier alimento para su existencia de sujeto viviente es correlativo de este fantasma fundamental. Es a partir de su atravesamiento y del desanudamiento del síntoma bajo transferencia que es posible lograr una apertura y un giro en la posición subjetiva, en esta viscisitud pulsional en el terreno mismo de constitución de ese auténtico amor que es la transferencia. Las dos preguntas corresponden a dos tiempos de la cura: 1- Tiempo de la entrevista preliminar. Presentación de la demanda. Pasaje al dispositivo analítico. Tiempo de trabajo con la familia. La pregunta que define este período se articula en esta frase: ...¿es una víctima entregada sensualmente al goce de su vampiro?. Corresponde al momento de inexistencia como sujeto viviente. El partenaire la constituye en la fuente misma de su vida y se nutre de ella. La fórmula es la respuesta a su pregunta: “Lo que tu quieras”, “Como tu lo quieras”, “Lo que tu decidas, lo que te plasca....”. Allí mismo donde a ella ya no le place nada y donde el funcionamiento corporal se detiene. Las analizantes definen este período como la culminación del amor. Los desarrollos de sus fantasmas muestran una teoría del amor que se inscribe bajo el amor cortés. 2- A lo largo del primer año de trabajo surgen en el movimiento de torsión pulsional la otra cara de esta posición que se expresa en la frase: ...¿es ella misma la que juega en esa lujuria alienante la extracción misma de cualquier fuente de deseo en el Otro?. En este período se asiste al despertar del apetito del Otro y del otro y allí declara el rechazo que le produce soportar que el otro este deseoso, situación que se significa bajo la forma de un ahogo asfixiante. En esa ocurrencia con que las adolescentes captan el drama del deseo nos dicen por ejemplo: ...“si se muestra deseoso... le coloco el Acta de defunción. El que no lo muestra vive. El que lo muestra muere...”. “El deseo es lujuria, desborde, locura ...pero quiero nutrirme de esto”. “¿Se lo puede incluir en la dieta?”. Tiempos de actividad... de puesta en cuestión de su decisión de no comer y un tema central; la administración del tiempo... existir o no existir para el otro, ...”trato de hacer como que él no existe para sobrevivir...” “...trato de que no existas ...para evitar el dolor de no tenerte...” La erótica se encuentra en el centro de estos axiomas que se vuelven esenciales en su vida para no ser presa del otro... Algo en el deseo es vivido como un mal... tiempos de regulación del exceso..., tiempos para medir la prohibición, crearse prohibiciones... tentarse... desear... Apasionarse... por las otras que daran la medida de la pregunta esencial: ¿Qué quiere una mujer?. Así es la historia en la cura de la anorexia mental ...prohibición, transgresión, ley, reglas ...administración de los excesos y de las restricciones colocan la figura del padre en el centro de la interdicción del goce en el curso de toda aventura del sujeto. Como se verá resulta casi alucinante plantearse poner un candado en una heladera o creer que alguna moda pueda incidir en esta viscisitud pulsional y menos aún que eso ocupe un valor determinante. Se necesita un teoría del sujeto que este siglo ha construído y ha sido aportada por Sigmund Freud y Jacques Lacan en el campo del psicoanálisis.
LA ETICA DEL PSICOANALISIS.
En la descripción que los medios de difusión realizan de las clínicas dedicadas a inventar una nueva patología de fin de siglo la narración que se realiza nos introduce en una casona donde, sus salones se llenan de jovenes que creen iniciar un nuevo rito ya descripto en la literatura como técnicas de iniciación a nuevas reglas en el manejo del cuerpo... prohibiciones, falta de pudor... exigen desnudarse y mostrar sus cuerpos al servicio del goce que una supuesta medicina articula como coartada. ...”Que rostros sumisos miren con inquietud desde los platos de arroz” y carne, con sus prendas de vestir prestas a ponerse al servicio de desnudarse en cualquier momento... no podrían y no deberían dejar de reconocer en estas escenas el comienzo de la historia de O... y por qué no “La philosophie dans le boudoir” con el que Sade supo introducir la verdad que una teoría como la de Kant velaba. El siglo XX aprendió que la condena a ciertos principios constituye su apología. En el comienzo de su texto Sade dirigiéndose “A los libertinos” dice: “Voluptuosos de todas las edades y sexos, solo a vosotros dedico esta obra; nutríos con sus principios, porque favorecen vuestras pasiones, y ellas-, de las que os espantan los moralistas fríos y vacíos –no son sino los medios de que se sirve la naturaleza para conducir a los hombres hacia los fines que les ha asignado. Atended esas deliciosas pasiones; solo ellas pueden conduciros a la felicidad”. ...”Mujeres lúbricas.... ...Jóvenes doncellas, durante tanto tiempo atadas por los lazos absurdos y peligrosos de una virtud imaginaria y de una religión repugnante: ...imitad a la ardiente Eugenia; destruid, pisotead con su misma ligereza todos los ridículos preceptos inculcados por vuestros imbéciles padres”. Se tratará de educar a las jóvenes doncellas ...se las alimentará con la bella filosofía ...se le inspirarán deseos ...uniendo algo de práctica con teoría se harán demostraciones a medida que se expone... ¿Una nueva Filosofía en el tocador? Madame de Saint Ange inicia la escena con este diálogo hacia la bella doncella: “Mi amor querido; ¡la cantidad de cosas que vamos a hacer y decirnos mutuamente!. Pero a propósito, ¿no quieres almorzar, mi reina?. Es probable que la lección sea larga. Y la bella adolescente le responde: “No tengo mas necesidad que recibirla, almorzamos antes de salir y hasta puedo estar hasta las ocho de la noche sin sentir el menor deseo”. Recordemos que el encuentro era para iniciarla en los más secretos misterios de Venus. ¿Qué ha pasado?... ¿qué textos y qué teoría inspiran los principios que rigen las nuevas propuestas terapeúticas que se nombran patológicas de fin de siglo... trastornos de la alimentación?. Nuestro siglo constituye el tiempo de una rectificación en la posición ética imperante... seguramente como Jacques Lacan planteaba... “cuando se opera un despejamiento se debe caminar 100 años en las profundidas del gusto para que la vía de Freud sea practicable. Cuenten otros sesenta más para que se diga por qué todo eso”. La ética del psicoanálisis exige al analista una posición frente a lo real y un juicio frente a la obscenidad ...la poética del inconsciente, la angustia y el sufrimiento del síntoma solo se remiten al discurso del sujeto... del sujeto que desconoce el objeto que causa su división y su deseo.

FUENTE: DISCURSO FREUDIANO

4 comentarios:

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