sábado, 23 de junio de 2007

LOS TIEMPOS DEL FANTASMA (TERCERA PARTE) Autor: LAMORGIA OSCAR

3. UN TIEMPO SUBLIME

Otro de los elementos a recorrer dentro de lo que es la lógica temporal, es lo que se designa con el nombre de Sublimación.Freud lo plantea como una desexualización, lo que en realidad no es del todo correcto, si bien el objeto es sublime en términos sociales, no estaría desexualizado, ni mucho menos des-erotizado. Estará “desgenitalizado” en última instancia, pero no desexualizado.Hay un planteo que siguiendo a Lacan tiene raíz en un valioso libro de Alain Juranville, que consiste en pensar que la sublimación comportaría una cuarta estructura, es decir que en el fin de análisis se produce una posición subjetiva lindera con la sublimación como un estatuto más permanente. Le da otra vuelta de tuerca al concepto de estructura. Dirá que, el pasaje que hace el analizante sería, desde el goce fálico anclado en el síntoma al otro goce que tiene que ver con el sinthome. Entonces, ese objeto emergente del acto creador, léase el cuadro; el libro; el juguete de madera; el microemprendimiento; no importa qué (lo planteo porque de lo contrario, se tiende a creer que sublimación entraña –per se- alguna forma de genialidad estética y eso no necesariamente es así), nomina al sujeto.Una tal nominación recae sobre el sujeto y eso se da en un tiempo muy particular, que es el futuro anterior: “¡habrá sido (nominado)!”.
Veamos el siguiente esquema (adaptado de un excelente trabajo de Juan David Nasio):Referencias:
1 – Primera entrevista.
2 – Prueba de angustia.
3 – Nacimiento del sujeto.
En este dibujo hay que efectuar un esfuerzo de seguimiento.El cero representa el tiempo sin comienzo. El punto uno es la primera sesión, lo cual implica un recurso a lo fechable.A este recorrido recursivo Lacan le llamará “rizar el rizo”, y consiste en pasar varias veces por el mismo lugar, al menos dos veces por el mismo lugar.Entonces, tendríamos un primer paso donde hay un despliegue de la transferencia en el sentido más lato del término, también tenemos el pasaje por la prueba de la angustia, angustia de castración, una y otra vez, donde en todo caso en ese devenir, en ese decurso, lo que se pone en tela de juicio es la historia que al mismo tiempo se va escribiendo. Pasar por la prueba de la angustia significa despojarse de la idea de que uno va a perderlo todo.También podemos significar la última sesión de un análisis, donde analista y analizante se separan, pero aún así puede vislumbrarse que existe una retrosignificación, a partir de que cómo esto está dentro del tiempo y en la vida de uno siguen pasando cosas, habrá palabras de tinte enigmático, que en su momento el analista profirió y que son resignificadas, con ese efecto de aprés- coup en el sentido desarrollado líneas arriba, a la luz de avatares de la vida, o de una película que uno vio, o de alguna desgracia que uno padeció. En este sentido el psicoanálisis no va en el sentido de la profilaxis, por eso es que hay dos dimensiones, una que convierte al análisis en interminable y otra que lo convierte en algo terminable.El matema del discurso amo, que es fundante de lo inconsciente..
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nos permite ver que en el piso superior aparece la cadena significante, en este sentido el análisis es interminable, porque uno va a seguir hablando y va a seguir angustiándose por alguna cuestión eventual.En el piso inferior es terminable, porque justamente acá es donde hallamos la fijeza del fantasma, se le agregan puntitos, para darle la idea de algo monolítico, segmentado, cerrado. Porque es en la operatividad que ha de recaer sobre el fantasma en su doble carácter, como sostén del deseo y como condensador de goce, es decir, en la economía de goce es donde se juega la carta más fuerte de un análisis. Por eso cuando se trata vanamente de dirimir en el título que Freud asignó para análisis terminable o interminable, una supuestamente tácita disyunción, se pierde de vista que la “e” comporta (en tanto equivalencia de y) una conjunción. El análisis habrá de ser terminable en un sentido e interminable en otro. Podría afirmarse que en el fin de un análisis se ha producido una interversión, se han intervertido (figura topológica tardía en la obra de Lacan) los términos del fantasma, es decir, hay identificación con la causa del deseo.

4. EL RELOJ DE LA ANSIEDAD: LA ANTICIPACIÓN

De la retroacción ya hemos hablado y del aprés-coup también, pero hay otro tiempo que nos interesa, es un tiempo muy ligado a la neurosis -aunque no solamente- y es el tiempo de la anticipación. Comparto un ejemplo que me causa mucha gracia: Una vez estaba con un amigo y colega, que se llama Eduardo Bernasconi, estábamos esperando para dar el examen final de la materia Psicopatología II en la Universidad, se trataba de un edificio muy viejo con pisos de esa pinotea antigua y desvencijada y resulta que estaba lleno de gente esperando recibir las libretas para dar lugar a los que no habíamos dado examen todavía y, como estábamos nerviosos en esos momentos se suelen hacer tonterías. Estábamos los dos mirando el piso y vemos una araña, de esas que hay en la madera, que iba avanzando bastante rápido. Entonces, empezamos a hacer apuestas acerca de si la araña iba a llegar al zócalo que estaba del otro lado o si moriría en el intento, víctima de algún desaprensivo pisotón. Ya no recuerdo quién ganó y quién pensaba que sí o que no, lo que importa es que la araña llegó. Entonces, Eduardo me dice. “¿Sabés por qué llegó?”, -“No, ¿por qué?”, -“Porque no puede anticipar lo que le puede ocurrir, no está calculando si la van a matar o no, llegó por eso”. Simplemente se manejó con la percepción que Borges refiere en relación al tiempo en el que habita otro mágico animal: El gato. Es bastante improbable que una persona se hubiese animado a cruzar esa habitación atestada de peligros. Porque existían muchas más probabilidades de ser pisada que de no serlo. Cabe señalar que la araña también tuvo suerte.La anticipación es un tiempo eminentemente neurótico, porque multiplica inhibiciones. Es una modalidad temporal que fabrica problemas que rara vez llegan a ocurrir, salvo a instancias de las -así llamadas- profecías autocumplidas.El psicoanálisis –dicho sea de paso- no solamente levanta inhibiciones, sino que también, a veces las instala. Hay veces que una intervención que tenga por objeto producir alguna sanción, alguna “puesta en vereda” no le viene mal al analizante, pero aún así, es más frecuente levantarlas que instalarlas.La anticipación como tiempo de verbo generalmente apunta a fortalecer las inhibiciones que ya están y a generar otras nuevas y la inhibición es algo que Lacan llama, en el Seminario de La Angustia, “síntoma puesto en el museo”. Le llama así porque ante las inhibiciones uno no procede como con los síntomas, uno de los síntomas se puede quejar, pero cuando las inhibiciones se consolidan, tienden a convertirse en un rasgo de carácter. Entonces, si alguien no concurre a fiestas porque padece de una fobia social, en lugar de decir “tengo miedo a la gente”, empieza a denostar a las fiestas. En suma, algo parecido a la moraleja de la conocida fábula de La zorra y las uvas. Eso es lo peor que puede ocurrir con lo que principió como inhibición, que se convierta en un rasgo de carácter y que forme parte de un núcleo basal del yo, entonces es muy difícil intervenir para erradicarlo. Es muy difícil sintomatizar algo que aparece como incuestionable para el sujeto.

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