sábado, 23 de junio de 2007

LAS NUEVAS CONFIGURACIONES FAMILIARES: MALTRATO. ESTUDIO DE LA FUNCION SIMBOLICA Autor: EQUIPOS DE INVESTIGADORES DE AGALMA

Investigación realizada sobre un número determinado de casos, partiendo de la hipótesis de que existe una relación entre el maltrato y la perturbación de la función del Nombre del Padre al nivel de la estructura del grupo familiar. Los casos demuestran que el maltrato aparece como una forma substituta de la función paterna y que permite cierta subjetivación de la experiencia.Consideramos que la aproximación psicoanalítica de orientación freudiana y Lacaniana permite una mejor comprensión de la subjetividad y de los elementos inconscientes en la dinámica familiar que conducen a la generación del maltrato infantil.Limitar la consideración del problema a la sola dimensión legal, social o médica implicaría ignorar el estatuto del sujeto en sus implicaciones familiares y su subsecuente devenir.El propósito central de nuestra investigación, como su nombre lo indica, tiene por finalidad apreciar a nivel de la clínica del maltrato infantil la veracidad de nuestra hipótesis. Constatar a nivel de la experiencia misma del niño maltratado y de la estructura familiar en la que está inserto, los embates que ha podido allí experimentar la función simbólica del Nombre-del-Padre, constitutiva de todo lazo social.
Discusión de resultados
La muestra que presentamos en esta investigación (25 niños) deja al descubierto la relación de causalidad existente entre el maltrato infantil y una perturbación de la función simbólica del Nombre-del-Padre al nivel de la estructura del grupo familiar. A tal efecto estableceremos, en esta oportunidad, cuatro de las nueve conclusiones, relativas a los criterios investigados.
I Función Paterna
Una primera consideración atañe a la existencia simbólica de elementos regulatorios, de introducción de límites o de ejercicio de la autoridad en el seno de la familia del niño maltratado. La constatación de que en la casi totalidad de los niños estudiados (96%) reconocen la presencia de la función simbólica introductora de la ley contrasta con la evidencia de unos padres que al procurar maltrato a los hijos demuestran una alteración en la propia subjetivación de la regulación y del limite. Se desprende de esta observación una perturbación en la asunción de tal función simbólica, en ocasiones ligada a factores de orden cultural.La producción de maltrato en un niño por parte de un adulto en funciones paternas devela una falla en el ejercicio de la función simbólica del Nombre-del-Padre a nivel intrasubjetivo del padre maltratador. La consecuencia de esa falla se expresa en la ausencia de límites para contenerse en el castigo desbordado infringido a un sujeto que por su edad y naturaleza misma está imposibilitado o incapacitado para tramitar subjetivamente la violencia a la que es sometido. El padre que maltrata demuestra una incompetencia efectiva en la introducción y representación de la ley simbólica transmitida por vía del discurso, por vía de la cultura imperante. El niño maltratado se erige como una señal del disfuncionamiento de los padres (uno o los dos) en una familia. El maltrato es por tanto una de las formas como se expresa un síntoma de y en la estructura familiar.Una situación digna de destacar es que si bien los padres pueden reconocer conjuntamente que la función paterna falla en un 40 % de los casos de los niños evaluados, no sucede lo mismo del lado de la casi totalidad (96 %) de la muestra de niños maltratados. Al reconocer en ese porcentaje la existencia de una función simbólica paterna, al haber sido maltratados los niños están reconociendo de manera implícita que la violencia que se ha ejercido sobre ellos ha venido a ocupar las veces de la función simbólica del Nombre-del-Padre, desfalleciente a nivel de los padres maltratadores. La referida función se ha inscrito en los niños por medio de la violencia y por tanto se puede afirmar que el maltrato substituye en este tipo de familias a la función reguladora del padre en el registro de lo simbólico.La violencia desatada por los padres sobre el niño maltratado pone así en evidencia una notable disparidad. Si el padre o la madre maltratador(a) ejerce su violencia a causa de una falla en la propia subjetivación de la ley simbólica, el niño maltratado incorpora esa acción violenta como equivalente del ejercicio de la ley simbólica, quedando en consecuencia inscrita la ley en el niño como sinónimo de violencia y agresión.
II Valorización de la figura parental
El maltrato infantil, presente en diversos estratos socio-económicos de la ciudad de Caracas, se erige en nuestra contemporaneidad como uno de los índices principales del apocamiento o desvalorización de la función del padre, característica que no escapa a lo que se observa a nivel universal o global. En nuestra muestra se aprecia una muy pobre valorización de la figura del padre en el seno de la estructura familiar, llegándose a constatar en la entrevista conjunta realizada a los padres que en el 80% de los casos se considera tal imagen como negativa o ambivalente. El mismo porcentaje (80%) se aprecia en las respuestas aportadas por los niños maltratados sobre la valoración de la imagen del padre. Conviene precisar aquí que la poca valoración de la imagen-padre no conlleva necesariamente el no reconocimiento de la función paterna.En este plano es necesario diferenciar el papel que ejerce la función paterna de la imagen del padre. Cada una de ellas se ubica en planos diferentes, mientras la función se inscribe en el registro de lo simbólico de la inscripción subjetiva, la imagen, como su nombre lo indica, se adscribe al registro de lo imaginario, es decir de la imagen percibida.Si bien en las respuestas suministradas en la entrevista conjunta de los padres existe una mayor acercamiento entre el no reconocimiento de la función paterna, 40%, y la no valorización de la figura o imagen del padre, 80%, el desfasaje que se aprecia en el conjunto de niños maltratados entre uno y otro criterio es considerable: mientras que solo 4 % no reconoce la presencia de la función simbólica del padre, un 80% no valoriza su imagen. Esta muestra de niños reconoce, aunque de manera vicariante, el ejercicio de la función simbólica sin darle mayor valoración a la figura o imagen del padre. Situación que viene a demostrar que para el niño maltratado no existe relación proporcional entre la función simbólica del padre y la imagen que presenta el padre, desfase que acarrea perturbaciones considerables en la subjetivación del padre por parte del niño maltratado, tal como se apreciará mas adelante.
III Posición del niño en el deseo de los padres
Es la inscripción de la función paterna simbólica la que va a permitir la significación y la instalación del deseo en un sujeto, deseo que va a surgir a consecuencia de la acción del significante del Nombre del Padre en el llamado por Freud "Complejo de Edipo". Gracias al significante del Nombre del Padre, al operar en la interdicción del incesto, se orienta el deseo, en el marco de una dialéctica que se presenta entre el sujeto y el Otro. El deseo del sujeto estará marcado por el deseo del Otro, por el lugar que pueda ocupar el sujeto en el Otro, por lo que Otro aspira o desea de él. En la muestra que nos ocupa se aprecia que las tres quintas partes (60 %) del conjunto de niños estudiados declara no ocupar un lugar importante en el deseo de los padres, mientras que mas de la mitad de los padres reconoce no haber deseado de manera positiva al hijo maltratado.Resulta patente la relación existente entre el maltrato infantil y la existencia en los padres de lo que se puede llamar una ausencia de deseo o un deseo negativo hacia el niño objeto de maltrato. La poca valoración adjudicada a ese niño a nivel del deseo del Otro participa en la generación de la agresión en una relación inversamente proporcional: a menor valoración del niño en el registro del deseo de los padres mayor posibilidad de maltrato hacia un niño. Si establecemos la intima relación existente entre la función simbólica del Nombre-del-Padre y el surgimiento del deseo encontramos a este nivel que una alteración en el ejercicio de esa función tendrá repercusiones directas sobre el deseo y por ende sobre la posibilidad de maltrato anteriormente establecida.Nos topamos aquí con un elemento fundamental que subyace en la subjetividad del padre o madre maltratador(a): la ausencia de conciencia de responsabilidad en lo sucedido. El maltrato ocasionado es considerado en muchas ocasiones como un suceso inherente a la idea que tienen los padres sobre la idea o los valores culturales de la crianza misma de los hijos, sin llegar a comprender muchas veces la razón que tienen las instancias legales para inmiscuirse en asuntos familiares.
IV Subjetivación del maltrato
Ya hemos señalado anteriormente que la violencia sufrida por un niño adquiere valor de trauma en la medida en que no ha sido objeto de subjetivación, de paso por la representación simbólica, es decir por la palabra. La operación del significante del Nombre-del-Padre constituye el eje fundamental en la asignación de significación, lo propio del proceso simbólico de subjetivación.De la subjetivación del maltrato, de la significación que un niño puede asignarle a un suceso violento sufrido sobre su persona, sobre su cuerpo, dependerán en gran medida las consecuencias que puedan acarrear sobre su funcionamiento psíquico en los diversos momentos de su vida. En la muestra que nos ocupa solo un 8 % de los niños maltratados no dio señales de subjetivación del maltrato, en el resto se podían apreciar señales de connotación o denotación de maltrato, porcentaje que presenta una gran cercanía con la subjetivación paterna que fue de un 100 %. No es azaroso que dentro del porcentaje de no subjetivación se encontraran los casos mas graves de la muestra, casos en donde el trauma había causado mayores estragos.Se impone aquí precisar la especificidad y la relación que presentan para el psicoanálisis el maltrato y el estatuto de trauma psíquico. El maltrato no simbolizado, no subjetivizado es el verdadero trauma, en tanto que el maltrato que ha sido objeto de subjetivización, de pasaje por la palabra o por la representación gráfica, no puede atribuírsele valor traumático propiamente dicho. Esto no quiere decir para nada que el maltrato no traumático no acarree efectos o consecuencias para el niño. Solo plantea un mejor pronóstico para el niño en capacidad de simbolizar la violencia recibida.Dado que la subjetivación surge como una de las consecuencias directas de la inscripción del Nombre-del-Padre, lo anteriormente expuesto pudiese explicar el por qué no se encontraron casos de niños psicóticos en la muestra, aunque si se pudo apreciar la presencia de neurosis graves en casos de maltrato no simbolizado o traumático.
Conclusion final de la investigacion
Una conclusión final se impone como resultado de nuestra investigación: la violencia ejercida a través del maltrato infantil en el seno de las familias estudiadas obedece sin duda alguna a perturbaciones generadas en su estructura a causa de una deficiente inscripción del significante del Nombre-del-Padre, trastornos que se aprecian a nivel intrasubjetivo, tanto en los padres como en los niños maltratados.El maltrato aparece en la investigación realizada como una forma substituta del ejercicio de la función simbólica paterna. Substitución a todo evento perniciosa y patológica, pues en ningún momento el ejercicio de la violencia puede venir a ocupar una función simbólica tan distinguida y tan valiosa en la constitución de la subjetividad como es la realizada por el significante del Nombre-del-Padre. Así, en la muestra estudiada la ley simbólica ha pasado a ser representada por la violencia del maltrato.A partir de las conclusiones anteriormente expuestas es necesario subrayar que a pesar de los serios trastornos que ha traído para el conjunto de niños aquí expuestos la substitución de la función simbólica paterna por el maltrato, esta violencia conlleva en todo caso la realización de la inscripción de tal función en el niño. Lo peor para un niño es que tal inscripción no tenga lugar por ninguna vía, en este caso la psicosis en tanto estructura subjetiva aparece como indefectible.

FUENTE: EOL

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